Wednesday, July 14, 2010

EL ENEMIGO COMO SISTEMA / EL REGIMEN CHAVISTA COMO SISTEMA III

EL ENEMIGO COMO SISTEMA /EL REGIMEN CHAVISTA COMO SISTEMA III

Continuando con el tema del Régimen Chavista como Sistema y como Enemigo y de los modelos ya descritos para verificar su aplicación a entidades estratégicas, como un estado, y su utilidad para aprovecharlos para desarrollar planes de campaña para derrotar al Enemigo, debemos antes de continuar comprender que la guerra estratégica puede no tener nada que ver con las fuerzas militares.

La guerra estratégica


La guerra estratégica procura forzar al estado enemigo u organización para que haga lo que usted desea. En última instancia, aun puede llegar a ser una guerra para destruir al estado u organización o Régimen. Sin embargo, nuestro objetivo es la totalidad del sistema (El Régimen Castro Comunista), no sus fuerzas militares. No tenemos esa capacidad de aplicar la fuerza a una fuerza militar. Si operamos apropiadamente sobre el sistema, sus fuerzas militares quedarán como un apéndice inútil, sin el apoyo de la conducción, los elementos orgánicos vitales, la infraestructura, o la población. Esto no quiere decir que no tengamos que pensar cómo derrotar directamente a las fuerzas militares adversarias. Verdaderamente habrá ocasiones en que esa derrota sea el único camino hacia los centros estratégicos que protegen; en otras ocasiones, podemos no tener lo suficiente como para atacar a esos centros. Sin embargo, en estos casos también debemos comprender que las fuerzas militares son un sistema que está bien descrito por el modelo de los cinco anillos. La clave del éxito es recordar que los especialistas estratégicos y operacionales parten de los entes mayores, o sea el sistema enemigo, y luego se abren camino hacia los detalles pequeños a medida que sea requerido.


Los cinco anillos en la guerra estratégica

El concepto del centro de gravedad es sencillo como tal, pero dificultoso de operar por la probabilidad de que en alguna oportunidad exista más de un centro, y que éste tenga un determinado efecto sobre los otros. También es importante notar que en algunos casos los centros de gravedad solamente están relacionados indirectamente con la aptitud del Régimen totalitario para desarrollar operaciones militares reales. Por ejemplo, un centro de gravedad estratégico para la mayoría de los estados es un sistema de generación de energía eléctrica. Sin energía eléctrica, la producción de bienes para usos civiles y militares, la distribución de alimentos y otros elementos vitales, las comunicaciones civiles y militares, y la vida en general se torna de lo difícil a lo imposible. A menos que los intereses comprometidos en la guerra sean mucho más grandes, la mayoría de los estados harán las concesiones deseadas cuando su sistema de generación de energía sea suficientemente presionado o realmente paralizado, La pérdida del potencial eléctrico tendrá un efecto devastador sobre sus bases estratégicas, lo cual a su vez hará que la prosecución y el apoyo a sus acciones sea extraordinariamente difícil especialmente si el sistema energético se corta rápidamente en días, antes que en meses o años. Obsérvese que la destrucción del sistema puede tener un escaso efecto a corto plazo en el frente si este existiere. En nuestro caso es evidente que no hace falta ir a estos sistemas pues estos ya están afectados por la misma mano del Régimen por la extremada corrupción ineficiencia, ineficacia en el manejo de estos (Ej. PDVAL; PDVSA;MERCAL y Min Energía y todos los sistemas de distribución de energía, alimentos, agua entre otros). Aquí tenemos ya un anillo ganado y sobre el cual planificar para recuperarlo.

Cada estado y cada organización militar tendrán un conjunto exclusivo de centros de gravedad o vulnerabilidades. Sin embargo, nuestro modelo de los cinco anillos nos proporciona un buen punto de partida. Nos informa cuáles son los interrogantes detallados a formular, y sugiere una prioridad para las preguntas y las operaciones desde las más vitales en el centro hasta las menos esenciales en el exterior. Esos centros de gravedad, que también son anillos de vulnerabilidad, son absolutamente críticos para el funcionamiento de un estado.

El más crítico es el anillo del comando porque se refiere a la estructura de comando enemigo, sea que haya un civil a la cabeza del gobierno o un comandante militar dirigiendo, porque es el único elemento adversario que puede hacer concesiones, adoptar las más complejas decisiones para mantener a un estado con una orientación particular, o que puede dirigir a un país en nuestro caso es un Régimen Totalitario. En realidad, las guerras se han combatido a lo largo de la historia para cambiar la estructura (o la mentalidad de) de comando para derrocar al príncipe, literal o figurativamente o, en otras palabras, para inducir a la estructura de conducción a hacer concesiones o impedir su ejercicio y sin ni siquiera el uso de la fuerza.

El control o neutralización del jefe de un estado a menudo ha sido decisiva. En los tiempos modernos, sin embargo, se ha hecho muy difícil pero no imposible controlar al elemento de comando. Al mismo tiempo, las comunicaciones de comando se han hecho más importantes que nunca y por lo tanto son vulnerables al ataque. Cuando estas comunicaciones sufren un daño elevado, , la conducción tiene grandes dificultades para administrar los esfuerzos de comando, control y comunicaciones; en el caso de un régimen Totalitario impopular, la falta de comunicaciones no solamente dificulta el mantenimiento de la moral nacional en un nivel adecuadamente alto, sino que además facilita la rebelión de los disidentes.

Cuando el centro de conducción no puede ser amenazado directamente, la tarea consistirá en aplicar suficiente presión indirecta hasta que ese elemento director racionalmente concluya que es preferible hacer concesiones, perciba que otras, acciones o para seguir combatiendo. El elemento de comando normalmente llegará a esa conclusión como consecuencia del grado de destrucción logrado sobre los anillos que lo rodean. Ante la falta de una respuesta racional de parte del elemento director totalitario, es posible dejarlo impotente imponer la parálisis estratégica neutralizando uno o más de los anillos estratégicos externos o centros de gravedad.

El siguiente anillo más crítico contiene los elementos orgánicos esenciales. Tales elementos son aquellos procesos y facilidades sin los cuales el estado o la organización no se pueden mantener. No necesariamente están directamente relacionados con el combate; en muchos casos, la industria vinculada con la guerra puede no ser muy importante respecto a la industria bélica. Por ejemplo, consideremos el efecto que tendría sobre un cartel de droga la detención de la producción. Así como nada sucedería instantáneamente en la tierra si desapareciera el sol, el cartel no se esfumaría inmediatamente. No obstante, queda totalmente claro que el sistema tendría que cambiar dramáticamente o perecer.

A nivel de estado, el aumento del tamaño de las ciudades en todo el mundo y la necesidad de los derivados de la electricidad y el petróleo para mantener su funcionamiento, han puesto en la mayoría de los países a esos dos productos en la categoría de los vitales. Si los elementos orgánicos esenciales ya sean generados internamente o importados son paralizados, la vida se hace difícil y el estado queda incapacitado para emplear armamento moderno y debe hacer grandes concesiones, como puede ser renunciar a la realización de operaciones represivas contra sus ciudadanos. Según sea el tamaño del estado y la importancia que le adjudica a sus objetivos, aun los daños menores a las industrias vitales pueden inducir al elemento de conducción a hacer concesiones. Las concesiones pueden realizarse porque el daño a los elementos orgánicos esenciales:

a. conduce al colapso del sistema.

b. hace materialmente dificultoso o imposible mantener una determinada política.

c. tiene repercusiones políticas o económicas internas que hace muy costoso sostenerlas.

El número de objetivos relativos a elementos orgánicos vitales, aun en un gran estado, es razonablemente pequeño, dentro de los subsistemas, como la producción de energía y la refinación de petróleo, son frágiles.

El tercer anillo más crítico es el de la infraestructura. Contiene el sistema de trasporte del estado el sistema que moviliza las mercaderías civiles y militares y los servicios en torno de toda el área de operaciones del estado. Incluye líneas ferroviarias, aerolíneas, carreteras, puentes, aeropuertos, puertos, y una cantidad de otros sistemas análogos. Involucra a la mayoría de la industria del país porque no entra en la categoría de los elementos orgánicos esenciales. Tanto para fines militares como civiles, es necesario mover mercaderías, servicios, e información de un punto a otro. Si ese desplazamiento se hace imposible, el sistema estatal rápidamente disminuye su dinamismo y por lo tanto su aptitud para resistir las imposiciones de su enemigo. En comparación con los sistemas de elementos orgánicos vitales, hay una mayor disponibilidad infraestructural y más duplicaciones; por consiguiente se requerirá un esfuerzo superior para hacer daño suficiente como para lograr un determinado efecto.
Por esta razón hemos visto tantas expropiaciones por parte del Régimen Totalitario a empresas que poseían grandes sistemas logísticos y muy eficientes y su pretensión de controlar todo (Ej. empresas tales como ÉXITO, CADA, POLAR, entre otras) y también de infraestructuras como los puertos, aeropuertos y el control de la descentralización.

Atentos para el próximo escrito donde trataremos el cuarto y el quinto anillo, ya me imagino lo que habrá pasado por sus mentes. Se ha tratado de ser muy comedido. Les recomiendo leer a Santo Tomas de Aquino con respecto a la Tiranía y el derecho a la defensa legítima en su obra "Magister Sententarium.

Hasta el próximo escrito
GADV

No comments:

Post a Comment